viernes, 19 de abril de 2013

Capítulo 8-- Hasta el sábado.


--¡Luucas! --canté yo cuando él cogió el teléfono.
--¿Aali? --cantó él.
--Estoy a cinco calles de tu hospital --canturreé yo.
--¿Qué?
--Hospital. Ya sabes, ese sitio donde curan a la gente...--dije yo aguantándome la risa.
--Hoy me hacen pruebas, ni hoy ni mañana podrás venir, Ali... --suspiró.
--Da lo mismo. El sábado a primera hora, voy --dije yo paseando nerviosa.
--Vale, Croquetita. Me alegro de que hayas venido. Tengo que decirte algo. Cara a cara. Pasado mañana nos vemos. 
--¿Qué tienes que decirme, Lucas?
--Nada. Es decir, es algo, pero por aquí no, ahora no.
--Es mejor que vaya sabiéndolo. 
--No lo es. ¡Calla! Te lo contaré el sábado. 
--Tonto. Yo lo quiero saber.
--¿Si cuelgo te callarás?
--Probablemente.
--Pues hasta el sábado --dijo riendo y colgó.
--¡Hasta el sábado! --dije con voz alegre, colgando.
--¿No podemos vernos? --dijo Dea, preocupada.
--No hasta el sábado... --suspiré-- ¡Pero podemos ir a la heladería!
--En la heladería de aquí no habrá HelaSitos --dijo ella con una sonrisa en la cara. 
--Si que habrá --reí--. Pero los de nuestra heladería son insuperables.

Entramos en la heladería cogidas del brazo, dando saltos y agitando la cabeza.
--Dos helados de nata con ositos-- pedí yo.
Los cogimos y nos sentamos en una mesa amarilla con sillas naranjas. Esa heladería hacía daño a los ojos.
--¿Entonces hasta el sábado no podremos ver a Lucas? --repitió ella.
--Exacto, pesada --dije yo poniendo los ojos en blanco.
--¡Yo no soy la que ha hablado con él! --exclamó ella -- Por cierto, ¿le vas a contar lo de Dylan?
--No creo... --suspiré.
--¿Por qué? --dijo ella, interesada.
Me callé. Iba a romper con Dylan, pronto, lo más pronto que pudiese. Pero antes quería fastidiarle la apuesta. Pensaba estar alejándome de él hasta que rompiésemos.
--No tiene por qué saberlo --dije al final --. Ya tiene demasiados problemas.
--Tienes razón, pero ya sabes que no me gusta ocultarle cosas...
Era verdad, cuando éramos niños le contaba secretos a Dea y siempre se los acababa contando a Lucas por culpabilidad. Sabía mentir, pero no ocultar cosas. 
--Dea, por favor. Solo hasta que se recuperé. 
--Vale, Ali. Vale.

El sábado Dealia y yo nos levantamos pronto, demasiado. Pero no podríamos haber dormido igual, estábamos demasiado nerviosas. Nos vestimos igual, camiseta blanca, vaqueros azules y deportivas negras. Salimos por la puerta intentando parecer normales. Antes de llegar a la esquina, ya estábamos discutiendo sobre si era lógico que el día anterior le hubiésemos comprado una croqueta de peluche a Lucas. Bueno, daba igual que no fuésemos normales, ¡íbamos a ver a Lucas! 

2 comentarios:

  1. *OOOO* Dawww. Muy buena, ¡proponte llegar al capítulo 100! *inserte frase de Laura Gallego conmovedora.

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  2. ¡Wiiii! A ver si hay suerte y no hay ningún trauma en el hospital :DDD

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¿Comentas? *cara de gatito enfermo*