sábado, 20 de abril de 2013

Capítulo 10-- Perder una apuesta.


Respiré lentamente. ¿Demasiado peligroso? ¿Demasiado peligroso por qué? Como si me leyera la mente, respondió a mi pregunta.
--Demasiado peligroso porque me podría morir.
--Ah --dije, abrazándome las rodillas.
En ese momento entró Dea, con un zumo en la mano.
--Alissa, ven. Tenemos que irnos, me temo que me he dejado el gas abierto esta mañana. 
--¿Y los mandos?
--Los mandos no, pero el gas sí. Y aún así la casa puede explotar.Y si la casa se explota no será gracioso. Bueno, a no ser que al explotar aparezca un gato bailando con las manos en las caderas, pero dudo que eso ocurra.
--¿Los gatos tienen caderas? --preguntó Lucas mientras yo recogía mis cosas.
--Ni idea --Dea se encogió de hombros y me abrió la puerta--. Adiós, Lucas.
Le di a Lucas su regalo, la croqueta de peluche y fui hacia la puerta.
--Adiós, Lucas --dije yo, apagada --. Y suerte.
--¿QUÉ NARICES ES ESTO? --gritó riendo cuando vio la croqueta de peluche.

El lunes estaba otra vez en la mesa de mi instituto, jugando con mis dedos y esperando que Dylan no viniese. Quería romper ya, después del beso que me había dado Lucas lo tenía todo más claro que nunca. 
--Hola, preciosa...--dijo Dylan acercándose a mi y separándose de sus amigos.
--Dylan --dije yo poniéndole un dedo en los labios para que se parara --. Tengo que hablar contigo.
--¿De qué? --me miró, extrañado, levantando la voz.
--¿Tiene que ser aquí? 
--Sí --levantó la voz.
Oh, Dylan quería demostrar que habíamos salido. Pues no le iba a ser tan fácil.
--Tenemos que dejar de vernos --dije bastante alto.
--¿Por qué? --dijo, a gritos.
--Porque necesito tiempo para pensar... Me absorbes todo el tiempo, no puedo seguir pasando tanto tiempo contigo --inventé.
--Pero... Yo te necesito... --dijo.
Se le notaba que no me quería, que se estaba preocupando por la apuesta. Además no paraba de levantar la vista para mirar a sus amigos, que se estaban riendo.
--Sí, claro. Me necesitas para ganar una estúpida apuesta --le miré, furiosa.
Se quedó sin palabras. En ese momento entró el profesor y Dylan fue hasta su sitio,  se sentó y me miró, claramente sorprendido. Se ve que no se esperaba lo de la apuesta. Sus amigos se reían y le miraban, burlándose. Miré al profesor, que estaba explicando algo a lo que no estaba prestando atención mientras reía por dentro. 

--¡Alissa, Alissa, Alissa! --Dea entró en mi casa corriendo y saltó a mi lado en el sofá.
--¿Cómo has entrado? --grité riendo.
--Me ha abierto tu madre. Pero eso no importa, ¡Dylan dice que se vengará de ti!
--Dylan no puede tocarme un pelo a no ser que quiera quedarse estéril de una patada en sus partes --sonreí.
Dea rió alegremente.
--Pero ten cuidado, puede ser muy cruel.
--Sí, puede tirarme un globo de agua --reí.

2 comentarios:

  1. OMG. A DYLAN LO VA A CASTRAR ALISSA, BIBAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH.

    ResponderEliminar
  2. Dios con Dylan. A MI ALI QUE NO ME LA TOQUE, ¿EH? QUE LE PARTO LOS DIENTES.

    ResponderEliminar

¿Comentas? *cara de gatito enfermo*