domingo, 31 de marzo de 2013

Capítulo 1- Malas noticias


--¡No! No puede ser, Lucas.  --escribí a toda prisa.
Le di a enviar y miré el móvil hasta que llegó su contestación.
--Alissa, no te pongas así... 
--¿Cómo que no me ponga así? ¿Mi mejor amigo tiene cáncer  y tengo que estar tranquila? Mira, no puedo hablar esto por mensajes. ¿Puedes hablar? -- envié.
Su respuesta tardó menos de un minuto en llegar.
--Claro.
Cogí el teléfono y busqué en mi agenda su número. Le di al botón verde y esperé, aunque no tuve que esperar mucho porque antes de que sonara una vez ya lo había cogido.
--¿Cáncer, Lucas? -- más grité que pregunté.
--Hola a ti también-- dijo él con tono irónico.
--Ni hola ni leches. 
--Vale, vale. No estés mal por mi. No quería que te enteraras, pero... Me voy. Mañana por la mañana me voy para que me ingresen en Valencia.
--¿Te vas a la ciudad?-- pregunté yo cada vez más blanca.
--Para la quimioterapia. Y si hace falta la operación. 
--Lucas... No...
--No te preocupes por mi, Alissa. Volveré para darte la lata antes de que te des cuenta. Sonríe.
--Lucas Ambrosio, eres el mejor-- dije yo tumbándome en la cama. Iba a volver. Lucas volvería.
--Lo mismo digo, Alessia Anacleta.
Solté una carcajada.
--Somos raros, Lucas.
--Lo se. Mañana me voy en coche a las siete. ¿Vendrás?
--Intenta detenerme.
--Adiós. Y no estés mal-- dijo él colgando.
                                                                               .           .          .
A la mañana siguiente, me levanté a las seis aunque apenas había dormido. Me fui al baño y peiné mi liso y castaño oscuro pelo. Miré mi reflejo en el espejo. Había estado toda la noche llorando, y tenía los ojos rojos y ojeras.
Fui a vestirme. Me puse un vestido azul oscuro, del mismo color que mis ojos, de tirantes, decorado con flores blancas y hasta las rodillas. Me lo  había regalado él por mi cumpleaños hacía dos escasas semanas. Miré el reloj. Las seis y veinte de la mañana. Me juré que si se curaba le recordaría de por vida el haber hecho que me levantase tan pronto. 
Me miré en el espejo. El pelo suelto, el vestido azul, las chanclas blancas. La gente diría que iba demasiado elegante, pero lo que diría la gente no me importaba. Cambié la hoja del calendario, día uno de septiembre, y salí por la puerta.
Llegué a casa de Lucas a las seis menos veinte y llamé a la puerta. Iba vestido con una camisa azul clara, del color de sus ojos y el pelo negro despeinado. Seguramente se acababa de levantar y solo le había dado tiempo a vestirse. En cuanto abrió me lancé a su cuello y le abracé, volviendo a llorar. 
--Hey, ¿qué te pasa?
--¿Te atreves a preguntarme qué me pasa, cabronazo?-- dije sin para de abrazarle.
Me cogió como si fuese un saco de patatas, poniéndome en su hombro y me llevó a su jardín trasero mientras yo pataleaba para que me soltase. Me dejó en la hierba y me miró.
--En realidad me voy a las nueve.
--Y me haces levantarme a las seis, ¿eh? ya te vale,  Ambrosio-- dije tumbándome en la hierba.
--No me llamo Lucas Ambrosio, Alessia Eduarda--dijo tumbándose a mi lado.
--Primero, es Alissa. Segundo, no es Eduarda.
--Vale, Liss. Y con lo de hacer que te levantases pronto... Quería pasar un rato contigo--sonrió él.
--A saber que querías hacerme, que estamos solos...--bromeé yo mirándole con desconfianza. 
--Como si alguien quisiera hacerte algo a ti, bicho-- rió él.
--¡Cállate!--dije yo rodando por la hierba--Mira, hago la croqueta.
--Bonitas bragas, sí, rojas.
Me sonrojé.
--¡Qué te calles!-- exclamé bajándome el vestido y sentándome contra la valla de su jardín-- Te echaré de menos, hermanito.
--Y yo a ti... -- me abrazó.
--Sé que volverás, ¿vale?
--Alissa...
--No, ''Alissa'' no. Volverás, ¿vale?--levanté la cabeza para mirarle.
--Vale-- dijo.
Y me besó.
Y yo le seguí el beso.
--Alissa, espera...--dijo separándose--No-no quiero hacer que te sientas culpable sí sales con alguien cuando vuelva.
--No voy a salir con nadie, Lucas. 
--Eso no lo sabes. Hagamos una cosa: --dijo él-- si cuando vuelva estamos los dos solteros lo intentamos, ¿vale?
Sonreí.
--Me parece un buen plan. Pero ahora...--le empecé a besar otra vez.

--Cuídate, Lucky--le dije yo abrazándole mientras su madre metía las maletas en el coche.

--Es hora de irnos, Lucas--dijo ella mirándonos.
--Adiós--dijo él revolviéndome el pelo y montándose en el coche.

4 comentarios:

  1. me E N C A N T A sobretodo la parte de la croqueta me recuerda a lo del otro día voy a seguir tu historia que me enganchauuuu. Una critica que yo soyyy muy mala y siempre pongo hahaha a verrr no se... hahahaha HAZLOS MÁS LARGOS ASÍ PUEDO LEER MÁS WIIIII

    ResponderEliminar
  2. Pesesiiin <3 Me ha gustado la historia *-* y quiero que la continues *-* pero creo que deberías describir más los pensamientos y/o sentimientos de los personajes en vez de pasar al diálogo directamente, así el lector disfrutará más de la historia y podrá sentir con los personajes. Además, creo que así no parecerá que todo sucede demasiado rápido. Pero tampoco puedes escribir parrafadas sin sentido xD hay que tener un control. Bueno, es solo mi opinión. Seguiré leyendo los demás capítulos. Te quiero mucho mi quintipolar <3

    ResponderEliminar
  3. hayyy k mono es lucas, CROQUETAS(?) esta mu chula y tiene partes graciosas, eso es lo mejor, algo malo que no describes y son cortitos y soy hele de la quedada :P

    ResponderEliminar
  4. Oh, por Zeus. Qué mezcla de sensacipnes me han llegado de pronto; alegría, melancolía; amor, olvido. Seguiré leyendo, esperando desatarme.

    Besos,
    HTR.

    ResponderEliminar

¿Comentas? *cara de gatito enfermo*